Por Pedro Armendariz
Desconozco el motivo o la causa, pero el domingo pasado el
capítulo correspondiente de la serie la Historia Desconocida
de los Estados Unidos, del director Oliver Stone, apareció al aire sin
subtítulos en castellano, al contrario de lo que había ocurrido en emisiones anteriores.
En Chile la serie la transmite el canal Direct Tv, en la red
de cable satelital del mismo nombre.
Al encontrar la ausencia de la subtitulación en castellano,
pensé que no sería raro que desde alguna sala u oficina en Washington se haya
señalado la necesidad de la medida peculiar de censura, dado que un contingente,
no muy numeroso es cierto, pero que no dejan de ser algunas decenas de miles de
personas en Suramérica, asistiendo varios domingos seguidos, en familia, a la
puesta en escena de los latrocinios y
miserias, con incontables muertos y dictaduras que desde el poder en aquel país
han perpetrado en los últimos setenta años. Valía la pena disminuir la cifra de
los que se enteraran cabalmente del relato de Oliver Stone, acelerado de
vértigo, él mismo relatando en off el texto al que acompaña una seguidilla
interminable de viejas y valiosas imágenes históricas.
De buenos y malos es la historia que se nos cuenta, y que no
corresponde necesariamente a los tópicos establecidos en el propio Estados
Unidos sobre quiénes han sido los buenos y quiénes los malos. El género de la
obra es el teatro trágico, siempre terminan ganando los malos.
A partir de la segunda guerra mundial, con el colofón de las
dos bombas atómicas arrojadas en Hiroshima y Nagasaki, con Japón vencido militarmente desde hace
meses, sometido a la destrucción sistemática replicando lo hecho antes con
Alemania.
Viendo lo que cuenta
Stone no hay ningún motivo para estar optimistas ante el futuro. Al contrario.
El poder del
complejo militar industrial, sumado el sistema financiero, tienen secuestrado
el curso que toma el sistema que a partir de USA domina el mundo.
Stone califica de increíble el discurso de despedida del
presidente Dwight Eisenhower al dejar el gobierno tras su segundo
período. Cuando termina advirtiendo al pueblo de los Estados Unidos acerca de
los peligros que amenazaban su democracia dada la envergadura y alcance que
había alcanzado en el país el tal complejo militar industrial. En realidad en
sus dos gobiernos, como relata pormenorizadamente el documental, no hizo más,
en cada decisión que tomó o tuvo que tomar, que favorecer al crecimiento
exponencial de la industria militar en todos los campos, especialmente el de
las armas nucleares. En el documental se da a USA la primera responsabilidad y
culpa en la carrera militar atómica. Pudo evitarla y luego pararla, hizo
exactamente lo contrario, la desató.
Siempre ganan los malos. Aparecen en la trama de la historia
una serie de personas que durante estas décadas de oprobio lucharon para que no
se impusiera la lógica de los armamentistas. Los presidentes siempre han tenido
cerca asesores de uno y otro parecer. Han perdido la partida los pacifistas que
creían durante la segunda guerra mundial y durante la guerra fría en los acuerdos
políticos y el desarme, y desde luego en la no fabricación y menos en el uso de
armas nucleares como efectivamente se hizo.
A lo mejor un heredero de esos luchadores vencidos puede
esta semana hacer algo para que el próximo capítulo venga con traducción.
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