martes, 7 de agosto de 2012

LO QUE SE CALLA DEL TRIUNFO DEL NO



Por Pedro Armendariz


A propósito del próximo estreno de la película NO, es importante resaltar que la franja televisiva a favor de esta opción fue un factor en la campaña, pero no el único ni el decisivo.

 El No, creo que hubiera ganado con o sin franja en la televisión. Quizás por uno o dos puntos menos, pero ganado igual. La razón es muy simple: la gran dimensión social que tenía el movimiento político orientado a poner fin a la dictadura.

 Había entonces en Chile, y en el extranjero, todo tipo de organizaciones funcionando, de alguna u otra manera no violenta, en los más diversos ámbitos, aspectos y sectores de la sociedad chilena, cuyo fin compartido era terminar con la dictadura y crear un orden político, económico, ecológico, social y en definitiva cultural distinto en el país.

 Era una ola imparable que venía de muy atrás en el tiempo, y que encontró en el plebiscito la oportunidad de hacer reventar contra la roca de la dictadura toda su envergadura y contenido.

 Nunca ha habido en la historia de Chile una campaña política de alcance popular, expresión de una causa mayor común, tan noble, hermosa, desinteresada, y con más largo y profundo alcance, cual era construir la libertad, la democracia, la justicia, la confianza, en un país destrozado y mutilado.

Luego del plebiscito del 5 de octubre de 1988, el poder, aquel poder de las alturas, los eternos dominadores de turno, se pusieron a la tarea de desactivar, desarmar y mandar para la casa a personas y organizaciones de una amplísima gama, contando entre ellas a los medios de comunicación, que venían todas ellas desde años atrás en una lucha sin cuartel contra la maldita tiranía.

Por esto la conciencia y la imaginación de las personas, en el marco de una comunidad viva, es lo que realmente activa y produce los cambios. La franja del No vino a ser la guinda de la torta, suculenta, nutritiva y muy digestiva, pero la llama, y la antorcha, ahora que estamos de olimpiadas, la llevaron, sin duda, miles y miles de hombres, mujeres y jóvenes que querían y creyeron que podían derrotar a Pinochet y su sistema dictatorial, haciendo democracia, votando en aquel plebiscito, pero no solo eso.

Están las imágenes de la franja del No en televisión. Es más difícil transmitir hoy la idea, a quienes no vivieron esos días, del estado de ánimo, la disposición sicológica colectiva de aquellos que estaban en acción durante la campaña del No en la base social, en las comunas, los barrios, las poblaciones. Había una mística social capaz, con una potencialidad para construir, en buena parte de la sociedad chilena, relaciones distintas a la pauta del capitalismo totalitario que venimos soportando desde hace casi cuarenta años.

El daño fundamental de la Concertación de Partidos por la Democracia a Chile ha sido parar, paralizar, desarmar todo aquel torrente social y sus miles de cauces diversos.