martes, 8 de agosto de 2017

Es idiota ese método de padecimiento

Por Pedro Armendariz

 Habiendo sufrido el golpe en Chile con 21 años, y la dictadura cívica militar fascista, lo primero que pienso al ver a la distancia a Venezuela, para resumir, es aquel poema de Vallejo donde pide ¡Otro poco de calma camarada!


Entre la cascada infínita de opiniones, propaganda, mensajes de toda índole, leo alguno que habla del parecido entre lo sucedido el 73 en Chile y Venezuela hoy. La semejanza está en la polarización entre dos bandos más o menos parejos en número, dispuestos a un enfrentamiento mortal.

En un mismo edificio en Caracás están instalados dos parlamentos. Es una buena imagen de lo que pasa, una incomunicación aparentemente total.

Puede ser sí que estén negociando estos dos polos, muy parecidos en chatura política y poco aprecio por la democracia tradicional, despreciada, al igual que en Chile.

Ya han estado días pasados negociando gobierno y dirigentes de la oposición parte del Mud. Esto no hay que perderlo de vista, porque en definitiva los dos polos son dos bandas de delincuentes peleando por el mismo botín, maquiavélicos, el fin justifica los medios para ambos. 

Hoy leí un artículo de Tania Torres, venezolana, en la página de Aporrea, bajo el título Con el Mazo dando y con las ideas argumentando ¿Chavista de US$ 100 el Barril? Es lo más sensato que encuentro en tiempos. Apela a la ética, que es lo que han perdido en su actuación política estos dos polos ariscos.

El gobierno y la oposición en sus odios e intereses tienen al pueblo sometido a la violencia de la pobreza y la indignidad.

Capítulo aparte es la solidaridad de tantos izquierdistas con el gobierno de Maduro y compañía. Hay aquí materia y campo, ojalá, para llevar una discusión de altura acerca de los caminos de las izquierdas particularmente en el subcontinente. La conversación o discusión de altura, ha de versar, como siempre, sobre el problema de la relación entre democracia y socialismo.

Otro poco de calma, camarada;
un mucho inmenso, septentrional, completo,
feroz, de calma chica,
al servicio menor de cada triunfo
y en la audaz servidumbre del fracaso.

Embriaguez te sobra, y no hay
tanta locura en la razón, como este
tu raciocinio muscular, y no hay
más racional error que tu experiencia.

Pero, hablando más claro
y pensándolo en oro, eres de acero,
a condición que no seas
tonto y rehuses
entusiasmarte por la muerte tánto
y por la vida, con tu sola tumba.


Necesario es que sepas
contener tu volumen sin correr, sin afligirte,
tu realidad molecular entera
y más allá, la marcha de tus vivas
y más acá, tus mueras legendarios.

Eres de acero, como dicen,
con tal que no tiembles y no vayas
a reventar, compadre
de mi cálculo, enfático ahijado
de mis sales luminosas!

Anda, no más; resuelve,
considera tu crisis, suma, sigue,
tájala, bájala, ájala;
el destino, las energías íntimas, los catorce
versículos del pan: ¡cuántos diplomas
y poderes, al borde fehaciente de tu arranque!
¡Cuánto detalle en síntesis, contigo!
¡Cuánta presión idéntica, a tus pies!
¡Cuánto rigor y cuánto patrocinio!


Es idiota
ese método de padecimiento,
esa luz modulada y virulenta,
si con sólo la calma haces señales
serias, características, fatales.

Vamos a ver, hombre;
cuéntame lo que me pasa,
que yo, aunque grite, estoy siempre a tus órdenes.

28 Nov 1937
César Vallejo