viernes, 19 de enero de 2018

FRANCISCO Y LAS REDES DEL SILENCIO



Por Pedro Armendariz

 Ha habido abuso psicológico, sexual, emocional hacia niños y jóvenes por parte de curas y obispos, y ha habido una campaña de prensa, más o meno deliberada, para acentuar este aspecto y tapar los asuntos y temas de fondo que el papa Francisco plantea con una fuerza y persistencia encomiable en este mundo cínico y brutal.

El desvarío que viven los medios de comunicación dominantes en Chile se ha expresado nítido estos días de paso del papa en el país. Es tal el trastorno intelectual y emocional que parece provocarles la palabra del papa, que estando en frontal desacuerdo con ella, optan por silenciarla.

Las derechas y sus medios desde el principio del papado del argentino optaron estratégicamente por bajarle el perfil, ignorarlo, sacarlo de la portada y no poner en la palestra sus planteamientos referentes al modelo de sociedad y economía, la destrucción del medio ambiente, la defensa de los pueblos originarios, su fuerte postura a favor de los migrantes. Todos ellos temas también indiferentes al pensamiento crítico y reflexivo de la mayoría de habitantes del país.

Escozor debe haber causado en muchos de los oyentes la homilia de esta mañana en Playa Lobito de Iquique. No hay en Chile mujer u hombre público que haga semejante llamado a recibir y aceptar al extranjero.

O el clamor por el buen vivir que pronunció en Temuco, propio del pueblo mapuche y los pueblos andinos. No sale en la televisión, ni en los diarios duopólicos.


Hay en el discurso en La Moneda profesía y poesía, atributos de un buen político.

El futuro de Chile según el papa "se juega, en gran parte, en la capacidad de escuchar que tengan su pueblo y sus autoridades..."

"Con esta capacidad de escucha somos invitados —hoy de manera especial— a prestar una preferencial atención a nuestra casa común. Escuchar nuestra casa común: fomentar una cultura que sepa cuidar la tierra y para ello no conformarnos solamente con ofrecer respuestas puntuales a los graves problemas ecológicos y ambientales que se presentan; en esto se requiere la audacia de ofrecer «una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático» que privilegia la irrupción del poder económico en contra de los ecosistemas naturales y, por lo tanto, del bien común de nuestros pueblos. La sabiduría de los pueblos originarios puede ser un gran aporte. De ellos podemos aprender que no hay verdadero desarrollo en un pueblo que dé la espalda a la tierra y a todo y a todos los que la rodean. Chile tiene en sus raíces una sabiduría capaz de ayudar a trascender la concepción meramente consumista de la existencia para adquirir una actitud sapiencial frente al futuro".

Escuchando y leyendo al papa es sorprendente verlo recibir al unísono ataques desde la derecha y la izquierda. Una vez más creo que queda en evidencia la cortedad de miras, la falta de sentido político histórico de las izquierdas, que no comprenden la importancia de compartir y avalar ante los ojos del pueblo de trabajo los planteamientos papales que hemos señalado, y otros que también resaltan, como el trato a los presos y presas.

En la Moneda el papa dijo que "El alma de la chilenía es vocación a ser, esa terca voluntad de existir". Ambas condiciones requieren de nosotros contenido y respuesta.