sábado, 4 de julio de 2009

GOLPE BAJO DE COLOR PÚRPURA


Por Pedro Armendariz



La Conferencia Episcopal de Honduras ha dado esta mañana un amplio y rotundo apoyo al golpe de estado que ha tenido lugar en su país. Este hecho es de extrema gravedad, y un verdadero escándalo en América Latina y el mundo entero.

La declaración de los obispos de Honduras apoyando el golpe y la dictadura impuesta, fue leída por radio y televisión en directo a todo el país por el cardenal Oscar Rodríguez, máxima autoridad de la jerarquía eclesiástica.

Este cardenal golpista en su momento sonó como candidato latinoamericano al papado de Roma, lo cual nos indica el estado lamentable en que se encuentra la Iglesia Católica, concretamente en América latina, con posterioridad a la llegada al trono pontificio del fallecido papa Juan Pablo II.

El Continente se encuentra infectado de obispos y cardenales semejantes a Rodríguez, que no trepidan, ni trepidarían en dar golpes de estado a gobiernos de izquierdas o que huelan a izquierdas.

Los chilenos, que tuvimos la suerte de contar en su momento con el cardenal Raul Silva y un buen número de sus obispos en la lucha contra la dictadura cívico militar que asoló al país, pueden llegar a pensar ingenuamente con ignorancia que su ejemplo es generalizado en el continente, que en todos los países las jerarquías católicas por principio se oponen a las dictaduras, de izquierdas o derechas. No es así, lamentablemente.

Juan Pablo II, de triste memoria para nuestro continente, igual que los efectos de la pesca de arrastre en el mar, barrió a todo aquel que no fuera un católico integrista de la conducción y autoridad de la iglesia. El ejemplo chileno es elocuente, de norte a sur.

Se denuncia el ataque inquisitorial a la Teología de la Liberación, y es verdad, pero el asunto es más amplio y más grave, es un ataque a las críticas, propuestas y acciones que tengan por fin intentar cambiar lo que sus hermanos proscritos, silenciados, desplazados, llaman "el desorden establecido".

Flaco favor le hacen al catolicismo y al pueblo latinoamericano los obispos de Honduras apoyando a la nueva dictadura. Desde ahora se hacen parte en calidad de cómplices de los crímenes y atropellos a los derechos humanos que a partir del momento del golpe se iniciaron en aquel país.