viernes, 19 de febrero de 2021

YAKU PÉREZ HACE HISTORIA EN ECUADOR

Por Pedro Armendariz

Todos lo daban por hecho: en la segunda vuelta de la elección presidencial del Ecuador, los candidatos serían Andrés Arauz y Guillermo Lasso. El invitado sorpresivo fue Yaku Pérez.

Con comodidad, por más de 15 puntos de ventaja sobre el segundo, la primera vuelta la ganó Andrés Arauz, delfín y servidor de Rafael Correa.

La noticia el domingo 7 de febrero, día de la elección, fue que Pérez ocupaba el segundo lugar, dejando en el tercero a Lasso, derechista de gran fortuna, que por tercera vez aspira a la presidencia habiendo fracasado en las dos anteriores.

Tomando en cuenta los resultados históricos del movimiento indígena en el país, era lógico pensar que ni en sueños Pérez pudiera disputar la elección.

Es evidente que votaron por él no solo la inmensa mayoría de los indígenas, sino además muchos que no lo son, al menos del todo.

Se adivina el voto de muchos jóvenes por el candidato que se define indígena y ecologista.

La aparición de Pérez en el segundo lugar produjo un terremoto político. En los medios de comunicación se asumió que en la segunda vuelta Arauz no enfrentaría a Lasso sino que a Yaku.

Lasso apareció anonadado ante los medios impactado por un resultado que no soñaba, o se negaba a soñar.

Florecieron el domingo de la elección y el lunes siguiente los comentarios acerca del cambio de la situación de cara a la segunda vuelta.

En el marco del binarismo a favor o en contra del regreso de los correistas, en el cual se había desarrollado la campaña electoral, los anti correistas daban por sentado que el elegido segundo sería el representante del conjunto en la segunda vuelta. Esta posibilidad estalló en pedazos el martes 16.

La noche de aquel día el CNE estampó el sello de la ignominia en su historia turbulenta y deshonesta, por no decir ilegal y criminal. En una presentación indigna se negaron a aprobar el acuerdo que el viernes 12 habían suscrito Yaku Pérez y Guillermo Lasso para recontar los votos en diferentes zonas del país, llegando a un total en torno al cuarenta por ciento de los sufragios emitidos.

Es que ya desde el martes 9 en la noche se empezó a hacer evidente que algo inesperado estaba pasando en la página web del CNE. Cuando llevaba una ventaja sostenida sobre Lasso desde el domingo, que ya alcanzaba en torno a los 50 mil votos, con el 95 por ciento del total computados, Pérez pareció quedarse de pronto sin energía, estancándose en el escrutinio. La palabra fraude inevitablemente saltó al tapete.

Ante la denuncia de fraude, en un principio Lasso, que necesitaba sumar en caso de pasar a la segunda vuelta, aceptó los requerimientos de Pérez para efectuar el importante recuento de votos, pero a los dos días se desdijo, presionado seguramente por las fuerzas que lo apoyan. Así selló muy probablemente la imposibilidad de ganar la segunda vuelta si es candidato frente a Arauz.

Andrés Arauz, a la espera de su contrincante del 11 de abril, se fue estos días de crisis a los Estados Unidos. No se ha sabido de su agenda en aquel país, salvo su encuentro con grupos de ecuatorianos ahí residentes.

Quien sacó la voz, siempre muy activo ante los medios, fue Rafael Correa desde Bruselas, donde vive desde que dejó la presidencia. Al contrario de lo que dicta el sentido común, y comparten opinantes serios de todo pelaje, Correa dijo sonriente ante la pantalla de su computador que ellos siempre habían preferido como rival en la segunda vuelta a Pérez. No dijo una sola palabra en relación con un más que posible fraude, no defendió los derechos de su preferido, a quien terminó calificando de ridículo.

Y es que sus encuentros con Pérez tienen una larga e infeliz historia. Lo tuvo al frente, encabezando durante años campañas de oposición a los proyectos de expansión de la explotación minera y petrolera impulsados durante sus diez años de gobierno. En cuatro ocasiones estuvo encarcelado, y el gobierno expulsó de Ecuador a su compañera brasileña, Manuela Picq.

A través de las redes virtuales, a las que los partidarios de Correa y su candidato son muy aficionados y actúan en ellas con marcialidad, pintan una imagen de Yaku Pérez cargada de racismo, que es un gran factor en todo el guión de la trama.

Uno de los rasgos interesantes de Pérez es su doble vertiente, intelectual universitario y académico que proviene de una familia campesina humilde, empapado su espíritu de la cosmovisión andina, con una fuerte raigambre ecologista que liga con ella.

Llegue o no a la segunda vuelta, se consuma o no el fraude, Pérez y el movimiento indígena han dado un gran paso en su largo camino, al confluir con los movimientos ecologistas y culturales en una conjunción que abre un nuevo espacio político.