viernes, 5 de agosto de 2011

EL PROFESOR GAJARDO Y LAS TORMENTAS CIUDADANAS


Por Pedro Armendariz

Como era previsible, tenían razón mis amigos que se negaron a votar por Frei en la segunda vuelta de la elección presidencial, sabiendo que con ello le allanaban el camino a Piñera y la derecha.
Tenían razón porque la Concertación se terminó ahogando en su propia salsa de compromisos y componendas, de traiciones y olvidos.
Y tenían razón porque con Piñera y la derecha este sistema insoportable o sofocante y extenuante para la mayoría de los habitantes, recibiría una mayor contestación de aquellos a los que la Concertación sabía dorar la píldora con extraordinario éxito. La capacidad de dar gobernabilidad a la sociedad, aspecto favorito de la política de Frei, por ejemplo.
Ante este invierno animado por tormentas ciudadanas, asunto que el gobierno no puede manejar porque la idea de ciudadanos y república les coge históricamente a contramano, hay que recordar al menos un aspecto. Lo advirtió en una entrevista de hace más de un año y medio el historiador Gabriel Salazar, quien ponía énfasis en la necesidad de tener claros los objetivos por los cuales se está reclamando y exigiendo cambios. Saber y proponer con mucha claridad lo que se quiere establecer a cambio de lo existente.
Caer en la protesta callejera de carácter y contenido violento contra la policía y los bienes públicos es una estupidez y un error político. Vandalismo que le viene bien al gobierno y al sistema de intereses impuesto en la educación. Los medios de comunicación, particularmente los canales de de televisión abierta, son los medios de manipulación social encargados de la labor de criminalizar la protesta.
Ayer jueves, los cuatro jinetes del Apocalipsis en línea, TVN, UCTV, CHV y MEGA, sentaron en la cabeza de los televidentes que el problema, el tema, es el orden público. Sería muy interesante que dedicaran la décima parte del tiempo destinado al sensacionalismo y la criminalización, a informar y abrir el debate en pantalla sobre la educación.
Es más que una paradoja siniestra que entre el torbellino de ruido mediático en torno a la educación, nadie advierta que con la actual calidad del contenido de la televisión abierta en el país, hablar de educación y no hacer algo de fondo al respecto es inútil. Es el caldo de cada día en las casas y espacios públicos del país, para grandes y chicos.
Mención aparte merece el maltrato que a través de los medios de manipulación social han ejercido distintos funcionarios de la administración pública en contra del presidente del Colegio de Profesores Jaime Gajardo.
Ha destacado en este aspecto el alcalde de Santiago de la UDI Pablo Zalaquett, quien amenazante dijo que a Jaime Gajardo había que “pararle el carro”. Además lo descalificó diciendo que de profesor no tenía nada.
Cuando el profesor Gajardo dice que el proceder represivo del gobierno le recuerda los métodos sionistas del apartheid, y que parece que algo aprendió de aquello el ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter en Israel, se arma y monta un gran escándalo amplificado por los medios de manipulación social.
Lo han tratado de racista al presidente del Colegio de Profesores. Lily Pérez lo compara con Hitler. La Tercera titula afirmando que atacó la religión de Hinzpeter. Gustavo Hasbún dice que es un fascista.
Es increíble a lo que han llegado todos estos personajes. No saben qué hacer con el movimiento estudiantil, y a Jaime Gajardo y la Camila Vallejos los ven y pintan como al mismo demonio.
Sorprenden su ignorancia y cinismo, también el del presidente de la Comunidad Judía en Chile, que no saben o mienten acerca del hecho de que una cosa es la religión judía y otra el sionismo. Y efectivamente, el sionismo, como vemos en Medio Oriente, ha optado o sido incapaz de establecer otra cosa que no sea un apartheid hacia los habitantes palestinos.
Si bien las expresiones de Jaime Gajardo fueron quizás inoportunas, es aborrecible la actitud de todos sus contradictores en esta materia.