miércoles, 24 de junio de 2009

EL DINERO, ÚNICO DIOS VERDADERO

Por Pedro Armendariz

En el periodismo dos frases suelen revelar más intenciones que un libro de análisis de contenido de trescientas páginas.


El Mercurio del 23 de junio inesperadamente publica una muy buena noticia: "Corte Suprema anula permiso ambiental de central eléctrica clave en la V Región", titula el diario, refiriéndose a la región de Valparaíso. (Chile debe ser el único país del mundo al cual una dictadura cívico militar le adjudicó números como nombre a sus diversas regiones).

Pero a lo que íbamos, la síntesis, las dos frases reveladoras. Sobre el citado titular se lee: "Crece la judicialización de los proyectos energéticos".

Este antetítulo, como se dice en la jerga periodística, nos deja claro desde el principio de la lectura qué es lo importante para este diario en el caso a que se refiere esta noticia, y, por desgracia, nos remite también a lo que este importante medio de difusión aporta cada día a través de sus páginas a la convivencia nacional: lo prioritario son los proyectos de inversión y la acumulación de dinero a como dé lugar.

Protesta, porque eso es el antetítulo, una protesta. ¿Cuál es el motivo de la molestia? El hecho extraordinario de que un conjunto de ciudadanos ha ganado un juicio muy importante defendiendo su medio ambiente ante una de las empresas eléctricas más grandes del país.

Cómo puede este miserable periódico plantear su queja ante la judicialización, cuando está en juego nada menos que la salud y en definitiva la vida de una comunidad debido a un proyecto de inversión contaminante y además gestionado violando la ley.

La Corte Suprema dice en su sentencia, aceptando el recurso presentado por el Consejo Ecológico de Quintero y Puchuncaví, en contra de la central termoeléctrica carbonífera Campache de AS Gener:

"La eliminación ilegal de un uso de suelo para áreas verdes en una localidad afectada por la alta emisión de contaminantes provoca un menoscabo evidente al entorno en que viven los recurrentes, vulnerando su derecho constitucional a vivir en un medio ambiente libre de contaminación".

Es decir, la Comisión Regional del Medio Ambiente de Valparaíso le dio el visto bueno medioambiental al proyecto de la central, a realizarse en terrenos que el Plano Regulador de la Comuna de Puchuncaví contempla como áreas verdes.

El Mercurio en su información señala que el proyecto estará detenido hasta que haya una modificación del plan regulador comunal. Le importa un bledo el derecho de la población a un medio ambiente sano, las áreas verdes y la salud, sabiendo, como lo señala el fallo de la Suprema, que la zona afectada es ya una de las más contaminadas históricamente en Chile debido a la presencia de la Termoeléctrica de Ventanas.

Decano le llaman a aquel diario en este país sin norte que adora el dinero y el poder. Dice el diccionario que decano es el "Miembro más antiguo de una comunidad", o "Una persona con título de tal que es nombrada para presidir una corporación o una universidad, aunque no sea el miembro más antiguo". La palabra decano va pues junto a la palabra dignidad. En Chile muchos lo ignoran, otros lo saben y han hecho del cinismo su bandera.

Mientras tanto, el vocero de AS Gener se lamenta diciendo que "el proyecto fue tramitado bajo la institucionalidad chilena".

Precisamente, la institucionalidad chilena que debiera resguardar el medio ambiente, aprueba proyectos que lo afectan profundamente, muchas veces sin remedio.

¿Qué dirá ahora la Corema de Valparaíso, que aprobó el estudio medioambiental de un proyecto altamente contaminante a construirse en áreas verdes comunales? ¿Enfrentarán alguna responsabilidad o posible sanción sus integrantes?

La Corte Suprema ha sentenciado que han violado gravemente la ley.

Al metalero mercurio le duele el ejercicio del derecho por parte de las comunidades en defensa de su calidad de vida en un medio ambiente sano.

Nosotros esperamos que el triunfo del Consejo Ecológico de Quintero y Puchuncaví, anime y motive la acción de tantas comunidades de Chile que se ven avasalladas por proyectos de inversión que desprecian la vida al adorar el dinero, único dios verdadero, como canta Joaquín, el andaluz.

jueves, 18 de junio de 2009

DIARIO EL PAIS DA VERGUENZA AJENA


Por Pedro Armendariz

El diario madrileño El País, con una nota sobre Bolivia publicada el 18 de junio, vuelve a superar sus marcas en cuanto a brindar a sus lectores pésima información sobre la realidad latinoamericana. Una vez más el otrora digno periódico del Grupo Prisa se revuelca en la insidia, haciendo de ella vocación.


La nota que comentamos lleva por título: "La labia de Morales aísla Bolivia". Está escrita en Cochabamba por Mabel Azcui, quien seguramente va de periodista, dejando en evidencia las cotas de miseria que se pueden llegar a alcanzar en este oficio.

En la misma portada de la edición digital del diario del 18 de junio, pegada a la nota sobre Bolivia va una foto del presidente Lula de Brasil recibiendo un doctorado en una universidad de Kazajistan, foto que acompaña un texto que lleva por título: "Nueva etapa de Lula en la conquista de Asia". El bueno y el malo, le faltó el feo a la redactora.

Con este tipo de periodismo los dueños de El País dan premios internacionales a trabajos periodísticos que ellos consideran destacables en el mundo, particularmente en América latina.

Si en un tiempo lejano el diario español era certero y claro en denunciar y dar a conocer los crímenes y miserias de las dictaduras latinoamericanas, ayudando a las luchas democráticas, hoy está preocupado de defender intereses económicos en nuestro continente. Triste destino para un diario importante, que presume de ser el primero en nuestra lengua.

Al ser esta defensa de intereses económicos prioritaria, la figura del presidente Evo Morales en Bolivia les resulta intolerable. Le dan un trato, permanente, no sólo en el texto que comentamos, que hace sentir vergüenza ajena, no por el presidente de nuestro hermano país por supuesto, sino por la bajeza fruto de la ofuscación y la impotencia de El País.

Para El País, Evo Morales no es el presidente de Bolivia, es simplemente Morales. El viejo y feo hábito del ninguneo, denota en este caso prejuicios de clase y raza, y expele un fétido tufo hispano imperialista etnocéntrico. Sonroja leer que se busca ofender y desacreditar al presidente diciendo que su discurso es propio de un sindicalista.

Si hubiesen dudas ante la estulticia, el texto en cuestión, que aparentemente tiene por fin criticar la política exterior de Bolivia, descalifica el quehacer del gobierno en este campo, señalando, entre otros argumentos inconsistentes, la condición de maestro (profesor) del ministro de Relaciones Exteriores boliviano David Choquehuanca. Es de no creerlo.

"Bolivia ha dejado de ser un país de encuentro y equilibrio regional", es la frase que da inicio al texto en cuestión, para expresar a continuación que "la mayor parte de los bolivianos observan con preocupación y pena lo que está sucediendo con los países vecinos", y alude a las relaciones de Bolivia con Perú, Paraguay y Brasil.

Como se trata de mentir, de engañar, la nota deja de lado alguna mención a las relaciones actuales de Bolivia con Chile. Estas, en perspectiva histórica, están en un momento promisorio, acercando posiciones en base a una agenda de trece temas acordados entre la presidenta Michelle Bachelet y su homólogo de La Paz, incluyendo el retorno de Bolivia al Oceáno Pacífico. Ni una palabra de esto.

En relación con Perú, la nota alude a la responsabilidad que el gobierno de Lima le adjudica al presidente de Bolivia en la matanza de Bagua, en la Amazonía peruana, lo cual, por supuesto, es falso, como lo sabe cualquiera que haya seguido o se quiera informar del curso del largo conflicto entre el gobierno de Perú y las comunidades indígenas que terminó en la masacre del 5 de junio.

En cuanto a las relaciones entre Bolivia y Paraguay, el texto del diario El País alude al conflicto suscitado por el ingreso ilegal a Paraguay de policías bolivianos que andaban tras los pasos de un ladrón de ganado nacionalidad paraguaya, que huía tras practicar su profesión en Bolivia.

Ni una palabra en el texto referente al acuerdo histórico reciente entre Paraguay y Bolivia, suscrito entre los presidentes Fernando Lugo y Evo Morales, poniendo fin solemnemente en Buenos Aires a la disputa de límites de fronteras que siguió a la cruenta Guerra del Chaco de 1932. Se le pone la lápida a un conflicto histórico de más de setenta años entre ambos países, y hablando de relaciones vecinales no se lo menciona.

En cuanto a Brasil, la nota, significativamente, no da detalles del fundamento de la preocupación que afirma existe en "la mayor parte de los bolivianos" acerca del estado de la relaciones con el gigante suramericano.