jueves, 18 de junio de 2009

DIARIO EL PAIS DA VERGUENZA AJENA


Por Pedro Armendariz

El diario madrileño El País, con una nota sobre Bolivia publicada el 18 de junio, vuelve a superar sus marcas en cuanto a brindar a sus lectores pésima información sobre la realidad latinoamericana. Una vez más el otrora digno periódico del Grupo Prisa se revuelca en la insidia, haciendo de ella vocación.


La nota que comentamos lleva por título: "La labia de Morales aísla Bolivia". Está escrita en Cochabamba por Mabel Azcui, quien seguramente va de periodista, dejando en evidencia las cotas de miseria que se pueden llegar a alcanzar en este oficio.

En la misma portada de la edición digital del diario del 18 de junio, pegada a la nota sobre Bolivia va una foto del presidente Lula de Brasil recibiendo un doctorado en una universidad de Kazajistan, foto que acompaña un texto que lleva por título: "Nueva etapa de Lula en la conquista de Asia". El bueno y el malo, le faltó el feo a la redactora.

Con este tipo de periodismo los dueños de El País dan premios internacionales a trabajos periodísticos que ellos consideran destacables en el mundo, particularmente en América latina.

Si en un tiempo lejano el diario español era certero y claro en denunciar y dar a conocer los crímenes y miserias de las dictaduras latinoamericanas, ayudando a las luchas democráticas, hoy está preocupado de defender intereses económicos en nuestro continente. Triste destino para un diario importante, que presume de ser el primero en nuestra lengua.

Al ser esta defensa de intereses económicos prioritaria, la figura del presidente Evo Morales en Bolivia les resulta intolerable. Le dan un trato, permanente, no sólo en el texto que comentamos, que hace sentir vergüenza ajena, no por el presidente de nuestro hermano país por supuesto, sino por la bajeza fruto de la ofuscación y la impotencia de El País.

Para El País, Evo Morales no es el presidente de Bolivia, es simplemente Morales. El viejo y feo hábito del ninguneo, denota en este caso prejuicios de clase y raza, y expele un fétido tufo hispano imperialista etnocéntrico. Sonroja leer que se busca ofender y desacreditar al presidente diciendo que su discurso es propio de un sindicalista.

Si hubiesen dudas ante la estulticia, el texto en cuestión, que aparentemente tiene por fin criticar la política exterior de Bolivia, descalifica el quehacer del gobierno en este campo, señalando, entre otros argumentos inconsistentes, la condición de maestro (profesor) del ministro de Relaciones Exteriores boliviano David Choquehuanca. Es de no creerlo.

"Bolivia ha dejado de ser un país de encuentro y equilibrio regional", es la frase que da inicio al texto en cuestión, para expresar a continuación que "la mayor parte de los bolivianos observan con preocupación y pena lo que está sucediendo con los países vecinos", y alude a las relaciones de Bolivia con Perú, Paraguay y Brasil.

Como se trata de mentir, de engañar, la nota deja de lado alguna mención a las relaciones actuales de Bolivia con Chile. Estas, en perspectiva histórica, están en un momento promisorio, acercando posiciones en base a una agenda de trece temas acordados entre la presidenta Michelle Bachelet y su homólogo de La Paz, incluyendo el retorno de Bolivia al Oceáno Pacífico. Ni una palabra de esto.

En relación con Perú, la nota alude a la responsabilidad que el gobierno de Lima le adjudica al presidente de Bolivia en la matanza de Bagua, en la Amazonía peruana, lo cual, por supuesto, es falso, como lo sabe cualquiera que haya seguido o se quiera informar del curso del largo conflicto entre el gobierno de Perú y las comunidades indígenas que terminó en la masacre del 5 de junio.

En cuanto a las relaciones entre Bolivia y Paraguay, el texto del diario El País alude al conflicto suscitado por el ingreso ilegal a Paraguay de policías bolivianos que andaban tras los pasos de un ladrón de ganado nacionalidad paraguaya, que huía tras practicar su profesión en Bolivia.

Ni una palabra en el texto referente al acuerdo histórico reciente entre Paraguay y Bolivia, suscrito entre los presidentes Fernando Lugo y Evo Morales, poniendo fin solemnemente en Buenos Aires a la disputa de límites de fronteras que siguió a la cruenta Guerra del Chaco de 1932. Se le pone la lápida a un conflicto histórico de más de setenta años entre ambos países, y hablando de relaciones vecinales no se lo menciona.

En cuanto a Brasil, la nota, significativamente, no da detalles del fundamento de la preocupación que afirma existe en "la mayor parte de los bolivianos" acerca del estado de la relaciones con el gigante suramericano.

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