Por Pedro Armendariz
Vuelvo a Iquique, ciudad en la que he vivido varios años.
Salvo un buen número de nuevos edificios muy altos, todo me parece que sigue
igual, como decía de la vida la canción del favorito de la siniestra Lucía.
UNO. En la alcaldía de Iquique está Jorge Soria, como casi
siempre. El pueblo, y corresponde el uso de la palabra pueblo, le vota. Me
recuerda a José María Velasco Ibarra, el caudillo ecuatoriano que dijo “denme
un balcón y ganaré la presidencia”, cumplió la promesa en cinco ocasiones,
cuatro veces lo derrocaron golpes de estado. Al más modesto caudillo iquiqueño
lo destituyeron de la alcaldía hace unos años y le mantuvieron alejado del
cargo mediante un proceso judicial que no pudo demostrar culpabilidad. Ahí está
de nuevo, ya no en el viejo edificio municipal de la plaza Condell, que vendió en
un período anterior a unos grandes almacenes de Santiago, quienes tras
derrumbar la municipalidad construyeron un mall. A eso le llaman progreso en
estos tiempos muy oscuros. La otra cara de la moneda es la transformación que
también impulsó en un período anterior de la avenida Baquedano en un lindo
paseo peatonal. Es lo más bello y valioso de la ciudad por sus casas de
principios del siglo XX. Soria apoya la unión con Bolivia, ha ofrecido una
playa de las tantas y hermosas que tiene en la superficie comunal. Es el único
político que he escuchado en el Norte Grande que habla con toda claridad de la
necesidad de la unión e integración con Bolivia, y que reconoce su derecho de
salida soberana al mar. No es poco, en una zona donde el tema prácticamente no
es tocado por los políticos locales importantes. Los parlamentarios, con la
excepción de Hugo Gutiérrez, no tocan el tema. Los medios de difusión tampoco,
partiendo por los dos diarios de la ciudad, nacionalistas, militaristas,
vendidos al poder económico y la ultraderecha política. Y sin embargo todos
saben que la región no tiene un futuro alejado de Bolivia si quiere paz y
desarrollo.
DOS. La empresa minera Collahuasi es el poder fáctico por
excelencia en Iquique y más allá de Iquique, no el único por supuesto.
Omnipresente. Ya al bajar del avión en su flamante aeropuerto se descubre que el
edificio tiene en el centro de la fachada un mural que va del techo al suelo,
con la palabra Collahuasi pintada muy visible abajo a la izquierda. El mural,
por cierto, es lamentable, una degeneración fascistoide de los de la Ramona Parra de antaño. En una
ciudad de doscientos mil habitantes la presencia del poder económico con que
cuenta esta minera es devastador. Se expresa desde luego en sus relaciones con
los municipios, el gobierno regional -designado en Santiago-, dirigentes
políticos de todo nivel, los medios de comunicación muy particularmente, en
conjunto dan siempre la bienvenida a la ansiada visita de los dólares de la
transnacional corruptora. La población también hace en general la vista
gorda.
TRES- No hay nada mejor en una visita a una ciudad que
hablar con personas que uno va encontrando en el simple transcurrir en el
tiempo y el espacio. Tomo un taxi colectivo en la noche para ir de Cavancha a El
Morro, vienen en él en animada charla el chofer, un hombre peruano y su hijo
pequeño que se bajan a unas tres cuadras. En el silencio se mantiene la radio
encendida con un programa deportivo, quién salió campeón le pregunto al taxista,
la Unión me
responde, a qué bueno, en honor de Honorino Landa, el mejor jugador de la
historia de Chile, le digo…y vuelve nuestro silencio, hasta que él, al rato, me
dice que se acaba hace unos pocos meses de salvar de milagro de un ataque al
corazón, dejé de fumar, lo que no voy a
dejar es tomarme unas cervezas o unos vinos con mis amigos…es que yo soy
playero, tengo una casa que la estoy terminando en Chanavayita ,ahora me pienso
ir todos los fines de semana a partir del viernes en la tarde a pasarlos allá…(silencio)
… sabe
cuál es el problema aquí, que la gente es penca, sometida, se dice que somos
más decididos y que somos más capaces que los peruanos y los bolivianos, y es
todo lo contrario, ellos cuando les quieren pasar por encima se empoderan y no
se dejan atropellar, todo lo contrario que en Iquique, aquí hay una
manifestación contra la instalación en la comuna de dos plantas termoeléctricas
por las mineras, y van cincuenta personas, imagínese…
CUATRO. Disfrutando el martes por la noche de la
hospitalidad y la cocina nortina en casa de un amigo, sale brevemente a
colación el escupo a Bachelet esa mañana en Arica. Pienso que el joven agresor estudiante
de antropología confundió la mira científica del desarrollo de la vida humana,
y se quedó pegado en alguna visita pasajera al cercano altiplano con la
habilidad de los guanacos para acertar con un escupitajo a decenas de metros en
medio del blanco elegido. Lamentable gesto del muchacho con su cerebro de camélido.
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