jueves, 4 de febrero de 2010

BASTA DE SEGUIR LA MISMA SENDA



Por Pedro Armendariz


Voté por Frei, anular y favorecer a la extrema derecha, jamás. Es evidente, sin embargo, que la Concertación que terminó de morir el 17 de enero pasado, ha sido el mejor invento de la dictadura.
Y ahora ¿qué?
Lo primero, no seguir la misma senda. ¿Es lo mismo cambiar la sociedad que alcanzar el poder político en ella? Hasta ahora ha primado en las izquierdas latinoamericanas lo segundo, y así nos ha ido.
Marcos, el subcomandante de los rebeldes de Chiapas, sostiene que el movimiento zapatista sureño no tiene su atención y voluntad en alcanzar el poder en las instituciones del estado mexicano. Lo suyo es cambiar la sociedad, y para ello empiezan por casa. Puertas adentro se pone el acento en cambiar las relaciones humanas, el objetivo es crear, construir, hacer comunidad. Saben que eso los hace invencibles.
En Chile, desde los tiempos de la dictadura, en las izquierdas chilenas las palabras y los actos han andado cada uno por su lado, reproduciendo en los hechos en cada ámbito realidades que son el resultado de estar viva, ejerciendo el mando dentro de cada cerebro, la estructura sicológica de la sociedad imperante.
El poder y el dinero han llevado claramente la batuta, definiendo relaciones e instituciones.
(Recuerdo una entrevista a revista Análisis que dio Rafael Agustín Gumucio en los años ochenta, en la que se mostraba espantado de la forma de vida que tenían muchos izquierdistas renovados en Chile, gracias a los dineros que provenían de la solidaridad extranjera con el pueblo de Chile. Eran los mandarines, los que manejaban el dinero y el poder en los medios de comunicación y las ongs en que trabajábamos. A los periodistas, por cierto, se nos explotaba de lo lindo).
En todos los lugares que he trabajado, nunca encontré la voluntad de establecer tipos de relación político económicas que hicieran añicos los cánones de la sociedad que decíamos combatir y querer sustituir. Al contrario, eran un fiel reflejo, con jerarquías y desigualdades establecidas.
Las revoluciones, como canta Zitarrosa, nacen desde el pie. Esto es, creando comunidad ahí donde se está cada día, en la casa, en el trabajo, en el partido, en la ong, en cualquier colectivo.
La lucha por el poder es el gran problema. Mientras lo sigamos persiguiendo nunca nos encontraremos construyendo comunidad. Al contrario, seguiremos reproduciendo este mundo infernal en que nos estamos consumiendo como individuos y colectividad.

1 comentario:

  1. estoy de acuerdo contigo, la revolución no tendrá que ver con alcanzar el poder sino que con cambiar la estructura social y psicológica existente hoy en día, esta forma de relacionarnos nos está matando: mientras unos mantienen el poder y hacen creer al pueblo que lo hacen estupendamente bien, promueven la matanza entre el pueblo mismo por medio del debilitamiento de lazos y redes comunitarias: no hay peor enemigo para el poderoso que el pueblo organizado, y eso sí que lo saben los Zapatistas en México: un pueblo que lucha por su liberación teniendo como base la organización y la conciencia clara, no podrá ser derrotado, ¿cuándo volveremos a articular nuestra sociedad civil y a transformarnos en sujetos activos del cambio social, no para alcanzar el poder sino que para cambiar la sociedad desde la base?

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