Por Pedro Armendariz
Debo partir por reconocer que no recuerdo una elección de la
que esperara menos y me haya sorprendido y alegrado más. Varios son los motivos.
Uno. Por primera vez desde que se liquidó la democracia en
1973, ante una elección todos los
habitantes del país mayores de 18 años enfrentamos en pie de igualdad el
acontecimiento: todos inscritos, y todos con el derecho de decidir libremente
si votar o no, sin la obligación de hacerlo coactivamente. Esto me parece muy positivo,
al contrario, por ejemplo, de la opinión de Marta Lagos, invitada preferencial
de esta noche en Televisión Nacional de Chile, quien llena de amargura no encuentra
nada rescatable de la jornada durante horas en pantalla.
Dos. La abstención es una opción política, que contiene una
advertencia a la institucionalidad política y sus actores, una advertencia de
que se rechaza el juego establecido, con sus normas y usos. Más que nihilismo,
en la abstención hay contenido, uno de ellos es la creencia en la inutilidad
del voto, y la creencia de que la propia ausencia no va a incidir en lo más
mínimo en el resultado, al contrario, la dejación puede ser un pequeño gesto y
postura de no querer ser parte del engaño. Hoy, en la elección municipal, este
presupuesto resultó en buena parte falso, porque quienes fueron a votar
decidieron en muchos casos asuntos importantes, y muy significativos. Los
abstencionistas oficiales, no consideraron las peculiaridades de la elección
municipal, o se negaron a considerarlas
por un principio doctrinario de no acceder a las instituciones del estado. Es
lo que piensa, creo, un porcentaje no menor de los nuevos inscritos jóvenes que
no votaron. Plantean al debate el tema de la democracia participativa y la
democracia representativa, y la relación entre ambas. De aquí se deriva la
necesidad urgente de reformas políticas, sistema electoral y demás. Lo más
cuerdo y sano, sería inventar un método inédito de proceso constituyente que
desemboque en una asamblea constituyente elegida mediante el voto bajo reglas
semejantes a una elección municipal, sin binominal, que sea una asamblea plural
y no limitada a la representación partidaria, también con candidatos tipo
Josefa Errázuriz.
Tres. La derrota del coronel Dina Cristian Labbé en la
comuna de Providencia marca un antes y un después en la larguísima marcha de la
transición a la democracia en Chile. El largo camino para llegar a ser un país
digno. Es un buen paso. El odio que destiló al despedirse ese horrendo ex
militar reconociendo su fin en la política, contrasta violentamente con la
actitud de Josefa Errázuriz, la candidata triunfante. Su triunfo no es menos
importante que la derrota de Labbé. En su calidad de mujer el infame la comparó
con la serpiente del paraíso, que había tentado a los engañados votantes.
Miserable el belicoso Labbé. La gesta de Josefa es inédita en la política
chilena. Una dirigenta social de base, con talento, las cosas claras,
principios democráticos, es candidata gracias a un proceso modesto de primarias
que, por sus características y contenidos concretos, logra encender una opción
nueva y novedosa, amplia en pluralidad y propuestas. Para seguir su ejemplo hay
que superar egoísmos que no son fáciles de vencer.
Cuatro. Las Victorias de Carolina Tohá en Santiago, y Maya
Fernández Allende, son significativas e importantes. Ambas son hijas de
personas que murieron a raíz del golpe de estado. José Tohá asesinado por lo
militares, y Beatriz Allende deprimida en el exilio se quitó la vida. Sus
victorias son una reconciliación con la memoria maltratada de Chile, y un soplo
nuevo en la accidentada y frustrante política de los partidos Socialista y Por la Democracia en la
transición. En el caso de la comuna de Santiago, donde vivo, esperamos que la
alcaldesa Tohá oriente su labor siguiendo el derrotero que le señalen los
vecinos desde la base, cosa que no hizo su antecesor, caracterizado por imponer
sus puntos de vista e intereses.
Cinco. El triunfo de Daniel Jadue en Recoleta, y el casi
triunfo de Camilo Ballesteros en Estación Central, ambos candidatos del partido
Comunista junto a la
Concertación, son una gran noticia para la democracia en
construcción.
Seis. La derrota de Joaquín Lavín León en Maipú, es también
una buena nueva en cuanto a la sobrevivencia del buen criterio en Chile.
No hay comentarios:
Publicar un comentario